viernes, 22 de mayo de 2009

De Juárez a Chihuahua, por la justicia de las muertas




Cuando el olvido no entraña la verdadera muerte, todo está vivo”
SergioGonzález Rodriguez, Huesos en el Desierto


Por: Füguemann


Dice Paul Ricoeur que, “Sólo la voluntad de no olvidar puede hacer que estos crímenes no vuelvan nunca más”. México tiene muchas historias y poca memoria. La nada parece ser la constante del recuerdo. Y nada es lo que han tenido ellas. Víctimas y familias. Pero si la justicia existe, ambas tienen una cuenta pendiente con ella.


EL pasado 26 de abril inició la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), en Santiago de Chile. Este organismo que es la cumbre justicia en América, escuchó después de ocho años de una larga travesía, a Irma Monreal, Josefina González y Benita Monárrez. Estas mujeres son las madres de 3 adolecentes que fueron asesinadas en Ciudad Juárez Chihuahua y, que hasta la fecha piden justicia.


Por primera vez el Estado Mexicano es juzgado ante un tribunal internacional por los femicidio o feminicidio ocurridos en Ciudad Juárez. La cruenta historia que hoy parece tan olvidada, pero que hasta la fecha contabiliza alrededor de 500 muertes cuyo patrón es muy similar, por lo menos 175 de los homicidios, comenzó el 23 de enero de 1993, con el hallazgo del cadáver de Alma Chavira Farel. Esta niña fue golpeada, violada y estrangulada. A la postre de este terrible asesinato, Juárez y México, conocerían uno de los capítulos más negros de su historia.


El martes 6 de noviembre de 2001, un albañil descubrió en unos campos de algodón el cuerpo en descomposición de una mujer. La víctima que después sería identificada con el nombre Esmeralda Herrera Monreal de 14 años de edad, no sería la única. Entre el 6 y el 7 de noviembre las autoridades juarenses hallaron 7 cuerpos más. Este descubrimiento arrojaría de nueva cuenta a la luz pública, un hecho que tanto La Procuraduría General de Justicia del Estado de Chihuahua (PGJECH), como el gobierno federal habían querido minimizar durante varios años.


Los estudios forenses sólo reafirmaron lo que muchos suponían. Tanto Esmeralda, como Claudia Ivette González de 20 años y Laura Berenice Ramos Monárrez de 25 años, fueron torturadas y abusadas sexualmente. Los otros 5 cadáveres nunca fueron reconocidos. La causa pudiera ser que la mayoría de las jóvenes asesinadas en Ciudad Juárez eran de escasos recursos, muchas trabajaban en las maquilas que abundan en la región, eran jóvenes y, con características físicas muy similares.


Hoy las mujeres que encabezan la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa (NHRC) http://www.mujeresdejuarez.org/ , la cual está formada por familiares y amistades cercanas a las asesinadas, se han convertido en su voz. Esa que clama desde el más allá.


El estado mexicano tiene una cuenta pendiente, con ellas y con todos…



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Desde el inicio de los feminicidios, las investigaciones se enturbiaron. La PGJECH se dedico a fabricar culpables y arrancar confesiones. Abdel Latif Sharif Sharif, mejor conocido como “El Egipcio” fue uno de los detenidos, según la Procuraduría del Estado “El Egipcio” había sido el multihomicida, pero después de su detención el 3 de octubre de 1995, los asesinatos siguieron.



Después detuvieron aun banda llamada “Los rebeldes”, según el gobierno del entonces gobernador Francisco Barrios Terrazas, “Los Rebeldes” trabajaban para Sharif Sharif. Aunque nunca hubo pruebas contundentes y sí muchas acusaciones por maltratos e incriminación falsas, los asesinatos continuaban.


Después vinieron “Los choferes” dos tipos acusados de cometer varias violaciones y asesinatos, Víctor Manuel García Uribe “El Cerillo” y Gustavo González “La Foca”. Nuevamente nunca se pudo probar nada contundente. Su abogado defensor fue asesinado y “El Cerillo” se suicido extrañamente.


A pesar de las detenciones por parte de la PGJECH, muchas dudas han quedado en el aire. Algunas líneas de investigación ajenas a los señalamientos oficiales, indican que un grupo muy fuerte, tanto económica como políticamente, está detrás de éstas ejecuciones. También incurre una ola de violencia generalizada en el Estado que tiene que ver con la delincuencia organizada.


A partir de la llegada a la gubernatura del panista Francisco Barrios Terrazas y de Francisco Molina Ruiz al frente PJECH, el narcotráfico y las desapariciones se elevaron a cifras nunca antes vistas. Las acusaciones en que está implicado Barrio Terrazas el también ex director de la contraloría y Desarrollo Administrativo (SECODAM) durante el gobierno de Vicente Fox, no son pocas. Se le acusa entre otras cosas de haber brindado protección al Cártel de Juárez en ese entonces dirigido por “El Señor de los Cielos” Amado Carrillo.


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El tema de Ciudad Juárez y sus muertas también ha sido objeto de libros, canciones, documentales, películas y obras teatrales. Huesos en el Desierto de Sergio González Rodríguez periodista del periódico Reforma y Cosecha de Mujeres, El Safari Mexicano de Diana Washington periodista de El Paso Times de Texas, son dos libros en donde se investigan a fondo los feminicidios. Bajo Juárez de Alejandra Sánchez y José Antonio Cordero así como Juárez Desierto de Esperanza de Christina Michaus, abordan desde el documental, el sufrimiento de las familias juarenses. Los Tigres del Norte con su estilo norteño cantan:



“Humillante y abusiva,

la intocable impunidad,

los huesos en el desierto,

cuentan la cruda verdad

las muertas de Ciudad Juárez,

son vergüenza nacional…”

Cierto es que “Las muertas de Juárez” han dado mucho de que hablar. Varios por interés, muchos más por oportunismo. Por desgracia el tema parece haber desaparecido de la agenda informativa, sus ecos cada resuenan menos. Tal y como la arena en el desierto, la información se pierde se mezcla, se olvida.

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Ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos las madres hablaron y acusaron:


“El gobierno no las protegió, no previno sus asesinatos, aunque conocía el patrón de violencia de género en la región, que ha dejado cientos de mujeres y niñas asesinadas, y las autoridades de Ciudad Juárez no respondieron a las denuncias.”


El fallo se dará en el segundo semestre de este 2009. Ante esto el Estado Mexicano se empeña en crear un cerco informativo. En los diarios poco se dice, en la televisión ni pensarlo. Sí la sangre “es lo que vende”, ¿cuánta más se necesita derramar? para voltear nuevamente los ojos y ver, un caso único en la historia.


El gobierno de México puede ser declarado culpable por la muerte de tantas y tantas mujeres, que aún desde el interminable desierto siguen gritando que, como sus huesos, la justicia no quede dispersa en la noche.




La información fue tomada del libro Huesos en el Desierto de Sergio González,

de la página en internet http://www.mujeresdejuarez.org/

y notas aparecidas en varios diarios de circulación nacional.

lunes, 4 de mayo de 2009

El Cuento de la Influenza



por: Fuguemann

Hoy es lunes y a diferencia de lo que pensaba hace cuatro días, la cosa sigue peor. Lo primero que lo afirma es el aparato mediático que se ha volcado con toda su fuerza y ha generado más confusión y pánico en lugar de verdadera conciencia social. A la mayoría de personas que conozco la incertidumbre los ha capturado. Afortunadamente y a diferencia de lo que se dice en los medios de comunicación, no conozco a nadie que se haya contagiado de tan perversa enfermedad (influenza porcina), tampoco sé de alguien que conozca a otro alguien que se haya muerto o enfermado. ¿Qué curioso? Pero aún así el miedo persiste.

El temor se genera desde que salgo de casa. Yo, como la gran mayoría, uso diario el sistema de transporte público en todas sus modalidades (combi, metro, metrobús, trolebús, taxi, bicitaxi etc.) por esta razón sé lo que se siente viajar con tantas personas que al igual que yo seguramente irán prensando, ¿y si me infecto? ¿Y si este puto viejo panzón, pelón y barbudo que tiene los ojos rojos y llorosos que viaja a mi lado no está adormilado y sí enfermo? ¿O la güera nalgona que esta frente a mi tiene el virus? Por muy pinche buena que este, se la pela si ya la infectaron; dicen que esta chingada enfermedad porcina es parecida al comunismo, no distingue de clases sociales ni de ninguna otra división. ¡Ya me chingué!

Lo más gacho es la discriminación visual, los pocos que aún nos aferramos a no creer todo lo que se nos dice en la tele y en los medios, ya sea por falta de cultura o valemadrismo, pecamos de maléficos, o al menos así nos lo hacen saber las miradas. Al chile si no fuera tan condescendiente hasta los acusaba, o qué ya no se acuerdan que las miradas lascivas están prohibidas, ja, si para eso existen las leyes, si ya decía yo que nuestros senadores y diputados no ganan y trabajan tanto a lo pendejo. Y ahí vamos todos apretujados, dizque cuidándonos del contacto, ¡no mamen!, en lunes, a las ocho de la mañana y en el metro que es el mayor caldo de cultivo, eso es imposible, pero en fin que se le va ha hacer, el miedo es el miedo.

“Esta madre de la influenza, es como el pinche chupacabras o los lancheros náufragos, puras mamadas” decía un tipo bajito y bigotón que a mi costado viajaba. No cabe duda que la ironía y picardía mexicana son signos de la más alta lucidez. “A huevo, seguro nos la quieren volver a dejar Cayetano, pinche gobierno, ya ni la chinga, ¿y ahora que se van a tranzar?” le contestaba su acompañante. Pues será el sereno, pero de que algo extraño pasa, pasa.

Al llegar al trabajo después de una hora de arduo camino, bajo la reflexión de qué tan grave podría ser este extraño virus y sus consecuencias económicas y sociales, una extraña sensación invade el espacio. Tranquilidad inusual se respira en la oficina. Parece que la parcimonia de las calles se traslado a los centros de trabajo. El ausentismo es enorme, pero para los jefes nada tiene que ver la influenza: “son unos pinches huevones que agarran de pretexto esto para no venir” decía el licenciado Zamora. Las mujeres no trabajaron hoy por órdenes del sindicato, se enoje quien se enoje, la fuerza sindical pesa más que cualquier jefe encabronado.

Entre muchos, los saludos de contacto ya sea de beso o apretón de manos se evitan, por si las dudas, no vaya a ser la de malas y nos cargue la chingada. Muchos hacen caso omiso de todos los comunicados y recomendaciones que la Secretaria de Salud emite a todo momento. ¡Pinche Secretaria de Salud, pinche gobierno! Ahora si están espantados, primero porque en el país no se cuenta con la tecnología necesaria para detectar quien verdaderamente está enfermo del virus A H1N1 y no de otra cosa. Después, porque en ningún lugar del país hay laboratorios capaces de crear una cura efectiva. Pero hijos de la chingada, ya no se acuerdan que durante más de treinta años han dejado olvidado y pudriéndose el sector científico y tecnológico del país, basta con mencionar el raquítico 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) que le destinan a este rubro. Ni pedo, los que se van a hacer su agosto serán los laboratorios farmacéuticos, que para variar ninguno es mexicano. ¡México, que buenos somos! Hasta en la desgracia les damos a ganar a las transnacionales.

Pero ni modo, mientras sean peras o manzanas, la chamba es la chamba y alguien la tiene que hacer. Prendo la computadora e intento checar las noticias, influenza, influenza, influenza y más influenza ¡ah chingá! más influenza, no se habla de otra cosa, comprendo la importancia pero, ¿qué no pasa nada más? Y todos los temas pendientes, ¿ya se nos olvidaron? ¿o también están en cuarentena? Después de la extraña jornada laboral que para ser sincero hubiera transcurrido en calma de no haber sido por uno que otro pinche sicótico que me venía ha hablar de la influenza, como si no fuera suficiente tanto puto Terrorismo de Estado. Ya ni la chingan.

De regreso a casa puedo disfrutar de una ciudad tranquila donde la histeria parece haberse ocultado tras cada cubre bocas que veo a mi alrededor. Los restaurantes están vacíos, ellos sí que deben estar preocupados, el madrazo económico repercutirá en sus bolsillos más fuerte que un estornudo. Al llegar a casa noto a mi pobre madre que está preocupada, todo el día ha estado escuchando la radio, trata de ponerme al tanto de todo lo que ha dicho. Le digo que pare. Ni en mi pinche casa la influenza me deja en paz. Tanto desmadre me hace recordar a Orson Wells y su adaptación radiofónica de “La Guerra de los mundos”, este cabrón demostró hace 71 años la capacidad que tienen los medios de comunicación para generar una ola de pánico entre la población más domesticada. O bien la película Operación Ébola, el clásico filme gabacho, donde después de tanto pedo, aislamiento de la población y miedo, los científicos estadounidenses descubren la cura “salvan al mundo” y, como siempre, santo remedio.

Después solo queda ánimo para dormir, antes de hacerlo pienso y trato de reflexionar sobre todo el show que se aventaron este fin de semana, esperando que mañana todo este mejor…

Abro los ojos y sintonizo la radio, el pedo está más fuerte, hay más casos y más muertos. Curiosamente nadie da nombres ni plática con los familiares, parecen ser los fantasmas más reales de este mundo. Poco más de veinte muertos aterran más que los 18 asesinatos que se cometen diario en México a manos del crimen organizado. Que ironía.

Espero que esto de las epidemias no se nos haga costumbre, pues de por sí tenemos una memoria que suele olvidar demasiado pronto.
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